Cuando acabe este año, se habrá producido en España el diagnóstico de unos 35.000 nuevos casos de cáncer de mama, según estima la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) en su informe «Las cifras del cáncer 2022».
La importancia de la detección temprana del cáncer de mama mediante el uso de la mamografía y otras técnicas es fundamental ya que cambian el pronóstico de la enfermedad. El diagnóstico precoz es vital pues de él dependen las posibilidades de curación, que pueden ser del 100% si se detecta a tiempo.
¿En qué consiste la mamografía?
La mamografía es un método de imagen por rayos X que se utiliza para examinar las mamas para la detección temprana de cáncer y otras enfermedades. Es la única prueba aceptada para el cribado de esta enfermedad, siendo capaz de detectar el cáncer en su fase inicial, incluso antes de que se produzcan los síntomas. Además, el cáncer detectado en una mamografía de cribado se acompaña de mejor pronóstico que el detectado por un nódulo palpable u otros síntomas.
La mamografía digital utiliza la misma tecnología de rayos X que la mamografía convencional, pero en lugar de usar película, los rayos X se convierten en señales electrónicas que son enviadas a un ordenador. El ordenador convierte estas señales electrónicas en imágenes que se pueden desplegar en un monitor y también almacenan para su uso posterior.
¿Cuándo debo hacerme mi primera mamografía?
Deberás seguir las recomendaciones de tu médico. En general, podríamos decir que todas las mujeres deben comenzar su evaluación mamográfica a partir de los 40 años coincidiendo con su revisión ginecológica, con una periodicidad anual. Si existen factores de riesgo conocidos, historia familiar de cáncer de mama o presencia de mutaciones genéticas conocidas, en estos casos la edad de inicio, el tipo y la periodicidad de los estudios se determinará por los especialistas implicados.
Cambios en el pecho por los que consultar a un especialista.
- Cambios en la coloración o aspecto de la piel de la mama, con especial atención a la aparición del aspecto de piel de naranja.
- Resaltes en la mama, hoyuelos o hundimientos de la piel o palpación de bultos que no se palpaban previamente y que persisten tras la menstruación.
- Secreción hemática por el pezón, fijándose en el aspecto (sobre todo marrón oscuro o sanguinolento del mismo).
- Dolor persistente que no cede tras la menstruación.
- En general, cuando aprecies cualquier cambio en tus mamas al realizar la autoexploración.