La hemorroide es una condición médica común. Con frecuencia, los pacientes experimentan dolor, picazón, comezón o dolor alrededor del área rectal. La principal forma de diagnosticar hemorroides es examinar el área rectal, pero no es la única. En el siguiente blog, te contamos los métodos usados para saber si tienes hemorroides o no.
Realización de examen físico.
Para el examen físico, el médico buscará síntomas externos, como una masa en la zona rectal, bultos, sangrado y dolor alrededor del ano. También puede usar un anoscopio para observar el interior del recto para buscar hemorroides. Después de esto, el especialista puede realizar un examen digital manual para verificar la presencia de hemorroides.
Examen digital manual.
El médico puede realizar un examen digital manual para ayudar a detectar la presencia de hemorroides. La irrigoscopia y la sigmoidoscopia son dos pruebas comunes que se usan para diagnosticar hemorroides. La primera se usa para detectar masas tumorales, sangre oculta en los heces, úlceras del recto, infecciones y hemorroides, mientras que la segunda es utilizada para detectar cambios en el revestimiento del recto y para buscar el origen de otros problemas intestinales.
En algunos casos, pueden usarse pruebas adicionales como una prueba de ultrasonido, tomografía computarizada (TC), resonancia magnética (RM) o endoscopia rectal para confirmar el diagnóstico de hemorroides. Estas pruebas se utilizan principalmente para excluir otras afecciones que pueden imitar la apariencia de hemorroides.
Las pruebas de laboratorio también se pueden usar para descartar otras afecciones que pueden imitar la apariencia de hemorroides. Las analíticas de sangre y la prueba de sangre oculta en heces, son las más habituales.
La combinación de métodos, el procedimiento más empleado.
El diagnóstico de hemorroides se realiza, habitualmente, a través de una combinación de métodos. El médico comenzará con un examen físico para buscar posteriormente síntomas específicos. Después de eso, pueden realizarse pruebas de laboratorio, como un análisis de sangre completo, para buscar otras condiciones. Además, el médico puede usar un equipo especial para explorar el área rectal, como un anoscopio o una sonda. Otras pruebas, como una irrigoscopia o una sigmoidoscopia, también se pueden realizar para ayudar a confirmar el diagnóstico.
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