La enfermedad de Parkinson es producida por un proceso neurodegenerativo multisistémico que afecta al sistema nervioso central lo que provoca la aparición de síntomas motores y no motores. Es crónica y afecta de diferente manera a cada persona que la padece, la evolución puede ser muy lenta en algunos pacientes y en otros puede evolucionar más rápidamente. No es una enfermedad fatal, lo que significa que el afectado no va a fallecer a causa de ello.
Los síntomas motores más frecuentes son el temblor, la rigidez, la lentitud de movimientos y la inestabilidad postural, entre otros. Además de la alteración motora, otras regiones del sistema nervioso y otros neurotransmisores diferentes a la dopamina están también involucrados en la enfermedad, añadiendo otros síntomas diversos a los síntomas motores típicos, conocidos como síntomas no motores. Con frecuencia aparecen años antes que los síntomas motores, se los conoce como “síntomas premotores”. Los más conocidos son: depresión, reducción del olfato, estreñimiento y trastorno de conducta del sueño REM (ensoñaciones muy vívidas).
¿Qué hacer después del diagnóstico?
Lo primero que podemos hacer si acaban de diagnosticarnos la enfermedad de Parkinson es conocer más sobre la enfermedad, posibles tratamientos, evolución y trastornos asociados, buscar apoyo emocional y psicológico, saber qué podemos hacer para hacer más lento el avance de la enfermedad a través de las terapias de rehabilitación adaptadas y/o de un entrenador físico personal e informarnos sobre los recursos y ayudas que existen.
Tratamiento para el Parkinson
Si bien aún no hay una cura para la enfermedad de Parkinson, existen diversos tratamientos que pueden ayudarlo a llevar una vida gratificante y productiva durante muchos años.
Los medicamentos pueden aliviar muchos de los síntomas, aunque con el tiempo pueden perder su eficacia y provocar efectos secundarios no deseados, como movimientos involuntarios conocidos como discinesia.
También existen intervenciones quirúrgicas, como la estimulación cerebral profunda, que consiste en la implantación de electrodos en el cerebro. Debido a los riesgos inherentes en este tipo de tratamiento, la mayoría de los pacientes generalmente no lo tiene en cuenta hasta que los medicamentos que han utilizado ya no les proporcionan un alivio importante.
Además, puede contribuir a su bienestar asumiendo el cuidado de su salud y adoptando cambios de estilo de vida, en particular mediante la incorporación del ejercicio físico diario, que lo ayudará a luchar contra la enfermedad.
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